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Historia del Abanico/ History of the Fan |
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Los orígenes del abanico hay que buscarlos unidos a los del hombre primitivo para su función de avivar el fuego cuando se usaban plumas de aves y hojas anchas de la vegetación disponible en cada continente. Los hallazgos arqueológicos, las representaciones artísticas y las crónicas de los historiadores dan testimonio de su uso en las culturas precolombinas , la antigua Mesopotamía y Egipto así como su uso en la Grecia antígua , el imperio Romano y las primeras dinastías Chinas. Su utilidad además de aliviarnos del calor estaba ligada a los fogones y ahuyentar a los insectos. El origen del abanico plegable con varillas como hoy lo conocemos se remonta al año 670 donde en Japón un obrero llamado Tamba fue el inventor del mismo evolucionando a partir del Paypay rígido al observar el plegado de las alas del murciélago lo diseñó llamándose que en principio Kawahori o murciélago y después sensu.
De Japón llegó a Corea y China donde los grandes viajeros europeos y los Jesuitas los introducen en Europa (España, Italia y Portugal) a principios del siglo XIV. En Francia se popularizan de la mano de Catalina de Médicis y en Inglaterra el rey Enrique III ayuda a su difusión. |
Su época de mayor esplendor fue en la Francia de Luis XIV y Luis XV donde se convierten en complemento de moda indispensable en una señora elegante. Se utilizan telas italianas como el tafetán de Florencia, varillajes de maderas nobles y exóticas (palosanto, peral, ébano) así como hueso , carey , nácar y marfil. Piedras preciosas y metales son usados para llevar al abanico a elevarlo como símbolo de distincíon apareciendo incluso un lenguaje invisible (campiología) entre las cortesanas. Los mejores pintores franceses dejaron su huella con multitud de acuarelas en las telas de abanicos elevando los mismos a la consideración de alhajas o obras de arte. Con la revolución francesa viene la decadencia del abanico en Francia. España cogió el relevo a Francia en el siglo XVII. Cuentan la anécdota del pintor español Cano de Arévalo que encerrado en su domicilio realizó varios abanicos y fingiendo regresar de París donde dijo haberlos adquirido los vendió todos convirtiéndose en proveedor de la reina. La difusión del abanico por las colonias españolas contribuyó a popularizarlo. En el siglo XX, la producción de abanicos en España se concentra en Valencia, con localidades como Godella y Aldaya que, en 1983, sumaban cuarenta fábricas. |