Buttercup sonrió y respiró profundamente el aire primaveral. Se sentía bien, llenando su pequeño cuerpo y fortaleciendo sus alas. El aire tenía un sabor uniforme, a tierra, a calidez y esperanza. Tal fue el primer día de primavera. La habían elegido para representar a todas las hadas de las flores en la reunión del mediodía de primavera, una reunión de una vez por siglo de las criaturas mágicas y secretas del mundo. Ocurrió el primer día de primavera, cuando el sol alcanzó su punto más alto en el cielo. Nadie a quien ella conocía había asistido nunca, pero los libros de la tradición en los archivos de hadas al pie de un antiguo árbol de haya hablaban de bailes, banquetes y magia. Ella vería criaturas extrañas y conocería nuevos amigos. Buttercup se preguntó si podría ver un unicornio, o incluso un gnomo. Un representante de todas las familias mágicas debe estar presente en esta reunión tan importante. Se puso de pie, agitó sus alas y voló hacia el este, sonriendo mientras el sol naciente calentaba el aire. Aventura esperada.