El Sea Dragon es la única especie de dragón conocida que pasa la mayor parte de su vida en el agua. Sus colores lo hacen casi invisible, con blues y greens mezclando para emparejar su habitat caliente del océano. Sus dientes afilados y sus reflejos de serpiente han ganado el respeto de los marineros.
Los dragones de mar, el azote de los mares, han sido avistados y temidos por muchos marineros vigilantes desde los primeros días de los buques de navegación marítima. El mar Mediterráneo, con sus muchas cuevas submarinas, pequeñas islas y calas peligrosas, proporcionó un hábitat especialmente bueno. A medida que los barcos de vela crecían, la amenaza de los dragones de mar disminuía, pero sólo con el advenimiento de los barcos de hierro los marineros podían respirar en el mar.
Mientras que los dragones de mar fueron pensados ​​para nadar toda la zona entre los trópicos, aparecen más a menudo en las leyendas y obras de arte de las culturas mediterráneas. Los fenicios eran especialmente adeptos a la construcción naval, y comerciaban arriba y abajo del borde oriental del mar. Esto llevó a innumerables interacciones con los aterradores dragones de mar que habitaban esas aguas turbulentas. Los narradores fenicios hablaban de un dragón que se escondería en bancos rocosos donde los remolinos eran comunes. Cuando los buques se convirtieron en aguas más profundas, el dragón golpearía, tratando de volcar el barco.