La jirafa reticulada es nativa de los bosques y sabanas abiertos de Somalia, Etiopía y Kenia. Debido a su excepcionalmente largo cuello, las jirafas reticuladas son capaces de comer el follaje que crece en los árboles altos. ¡Los machos incluso usan sus cuellos como un arma en rituales de apareamiento!
Aunque hay más de 100.000 jirafas reticuladas a lo largo de su rango africano relativamente pequeño, son clasificadas como una especie vulnerable por la UICN. Desafortunadamente, las jirafas reticuladas son un blanco primario para los cazadores furtivos debido a su pelo y piel. Debido a esta cacería ilegal, algunas subespecies se han reducido a menos de 100 individuos restantes. Afortunadamente, hay una multitud de santuarios establecidos en toda África, así como las leyes y reglamentos en vigor para ayudar a combatir la caza furtiva ilegal.