Más comúnmente criada para lana, una oveja es una oveja hembra, descendiente de un muflón salvaje de montaña. Existen más de 200 razas domésticas en todo el mundo, que han sido criadas selectivamente durante milenios por tamaño, resistencia, tipo de lana e tipo de flocado, entre otros rasgos.
Las ovejas y las cabras fueron algunos de los animales más tempranos que se domesticaron, siguiendo solamente a los perros, que fueron más útiles para los humanos cazadores-recolectores. De hecho, las ovejas han sido domesticadas durante tanto tiempo que no pueden volver a un estado salvaje. Las ovejas domésticas requieren la participación humana para su supervivencia. Al igual que muchos otros importantes hitos agrícolas tempranos, la domesticación de ovejas se produjo en Mesopotamia, la media luna fértil, también conocida como la Cuna de la Civilización. Las ovejas salvajes eran buenas candidatas para la domesticación porque no exhibían agresión, su tamaño era ideal para el manejo humano y tenían altas tasas de reproducción, lo que garantizaba el crecimiento y la salud de la manada.