El pequeño cachorro de lobo ártico es monísimo. Tiene ya el espeso pelaje de los adultos para no congelarse en el Ártico, pero no es blanco como la nieve, sino de color crema. A pesar de todo, dependiendo de a dónde vaya se camufla bien. Sus ojos de cachorro son de un azul brillante y te miran como diciéndote: ¡Ven y juega conmigo!
¡El pequeño ya sabe perfectamente lo que quiere! El simpático cachorro de lobo ártico estira su hocico negro azabache y abre de par en par sus ojos azules. ¡Yo también quiero un poco! El gran lobo ártico ha cazado una deliciosa presa. ¿Querrá comérsela él solo? ¡Claro que no! ¿Quién podría resistirse a la mirada penetrante de esos ojos azules?