Los dragones de Komodo son reliquias de la prehistoria y un ejemplo de "megafauna" reptil. Son las especies más grandes de lagartos vivos, que crecen hasta 3 metros de largo y pesan hasta 70 kilos. Estos lagartos monitores se encuentran solo en un puñado de islas en Indonesia, incluida la isla de Komodo, que les da su nombre.
Los dragones de Komodo son vulnerables, y se cree que son unos 3.000. Se encuentran principalmente en algunas islas en Indonesia, especialmente Komodo, hogar del Parque Nacional de Komodo, que es un santuario para la especie. Los dragones de Komodo eran desconocidos en el mundo occidental hasta 1910. Una expedición a Komodo en 1926 para descubrir especímenes ayudó a inspirar la película original de King Kong de 1933.
Los dragones de Komodo pueden ser peligrosos para los humanos, aunque los ataques son raros. Durante mucho tiempo se creyó que su mordedura era tóxica debido a las bacterias en su saliva. Sin embargo, investigaciones recientes han indicado que poseen glándulas de veneno reales que contienen proteínas que les ayudan a derribar presas.